sábado, 7 de noviembre de 2009

Jerónimo Saer en La Trastienda




El miércoles 7 de octubre, en el viejo teatro “La Trastienda”, San Telmo, un público de entre 25 y 40 años esperaba el evento de esa noche. Estaban ubicados en las mesas frente al escenario, y el idioma francés se escuchaba en todo el ambiente.
A las 21.00, las cortinas negras se abrieron y en el centro apareció el músico franco-argentino, Jerónimo Saer, de camisa negra y con un sombrero que hacía juego con la vestimenta, de jean con corte moderno y zapatillas blancas.
Resonaba una mezcla de ritmos, entre ellos hip hop, tango y electrónica. Delante del escenario, un hombre con una remera roja ajustada y un sombrero al estilo de Saer, agitaba la cabeza a su ritmo. Las luces del escenario prendían y apagaban.
En un momento le dedicó una canción a los que le gustan mucho el alcohol: “Aquí estamos. Feliz de estar aquí”, expresó y tomó un trago de una botella que aparentaba ser vodka y eructó.
El ritmo musical de Saer y sus movimientos corporales continuos incitaron al público a bailar, pero la ubicación de las mesas en La Trastienda no lo permitió. La gente siguió la música sin levantarse de sus sillas. Aunque dos chicas y un chico se atrevieron a acercarse al escenario a danzar con un excesivo entusiasmo.
El chico empezó a hacer piruetas, una de las chicas se movía de tal manera como si quisiera seducir a Saer, hasta que él se acercó y le insinúo levantarle la remera. El vodka le debe haber dado la soltura suficiente como para hacerlo. Estaba muy alegre.
Jerónimo Saer es hijo del reconocido escritor santafecino Juan José Saer, quien desde 1968 se había radicado en Francia. Él murió el 11 de junio de 2005 debido a un cáncer de pulmón. Fue enterrado en el cementerio Pere-Lachaise, París.
A los 18 años, el hijo del escritor, formó parte de la banda “Department E”, uno de los primeros grupos de hip hop en vivo de la escena francesa. Ahora tiene 39 años y no abandonó el rumbo de la música.


Su lenguaje corporal en escena, llamó la atención del público, al igual que los instrumentos raros que utilizó, que acompañaron sus movimientos algo torpes.
Al terminar su última canción, agradeció a la Alianza Francesa y se despidió con una reverencia.
El espectáculo fue propuesto y organizado por la Alianza francesa. Leandro Fritas, coordinador del evento, explicó que en nuestro país, el hip hop, el folclore y las rítmicas latinas, cada día son más desarrolladas por los artistas y en ese contexto le interesaba la figura de Jerónimo porque representa un poco esos cruces.
“Sentía que era un estímulo para los músicos locales que desarrollan hip hop y rítmicas latinas”, añadió Fritas.
“El objetivo central de estos proyectos es dar a conocer y difundir la cultura y la música francesa. La idea siempre fue generar un puente cultural”, dijo el coordinador.
Nicolás, de Mendoza, y su pareja, Monique, que es de París, conocían a Saer por Internet y les encantó su música.
“Muy actual. El look es llamativo y también las cosas raras que utiliza mientras canta. Muy flashero”, comentó Nicolás, a lo que su pareja agregó que “esa música es ideal para que la toquen en un boliche”. Ambos rieron, se habían quedado con ganas de bailar.
Un grupo de estudiantes de arquitectura de la UBA también disfrutó del evento: “Fue muy bueno. Todo mezclado. El tipo le daba mucho dinamismo a sus canciones al acompañarlo con su expresión corporal”, opinó uno de los estudiantes mientras imitaba los movimientos y las expresiones faciales de Saer.

Mientras guardaba las cosas del escenario, al finalizar el evento, el músico respondió algunas preguntas.
“Mi música está impregnada de hip hop, a muerte. Y hay una mezcla de cosas que me gustan mucho. Ahora le agrego esos instrumentitos raros”, manifestó Saer y agregó: “Tenía ganas de trabajar con gente de acá. Fue una alegría realmente enorme el haber tenido la oportunidad de tocar con gente como Malosetti y Tremor. Tipos de gran talento”.
Javier Malosetti tocó el bajo, mientras que el compositor Leonardo Martinelli, conocido como Tremor, tocó la guitarra, luego un bombo legüero y finalmente la batería.
También comentó que le gusta exagerar y hacer un poco el ridículo en el escenario. Algunos de sus amigos lo cargan por cómo baila, pero a él no le molesta, se lo toma con humor.
Durante la conversación, Saer expresó sus ganas de venirse a la Argentina: “Tengo muchas ganas de pasar un año aquí. Si lo hago, será pronto porque tengo una hija de dos años y lo quiero hacer antes de que cumpla seis”.
Con una última frase, el músico dio por finalizada la entrevista: “Me motivo con la gente que está, que me pasa energía, y que hace que en el escenario me desenvuelva así”, y con una sonrisa agregó: “Una vez que pongo el pie, ya está”.



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