miércoles, 4 de noviembre de 2009

“Buenos Aires Photo”: lo más cool de la city

Avenida Callao. Miércoles al mediodía. El sol no bronceaba, quemaba. Caminar desde Avenida Córdoba hasta el Palais de Glace (Posadas 1725, cerca de la Embajada de la Federación Rusa) no parecía ser la mejor idea. Pero sin embargo, hasta allá nos trasladamos. Cruzamos la Avenida Alvear, la más cara y exclusiva de la capital, admirando los precios de los locales, para nada accesibles, obviamente.
La gente salía de la oficina, a tomar un poco de aire y respirar. Los extranjeros sacaban fotos a las contradicciones de la city: de este lado Louis Vuitton; del otro una familia de cartoneros.
Finalmente llegamos al Palais de Glace (que no es un palacio, ni es de hielo, espejo o helado). A las 13 horas se abrieron las puertas al público. Éramos pocos espectadores en la muestra de arte, y se justificación era obvia: muy temprano, y mucho calor, para el hermoso día soleado que brillaba en los jardines de la Recoleta.
La mayoría de los espectadores estaban en parejas, y en general no era difícil deducir el perfil de los participantes, que no eran muchos, pero eran, en fin. Mucha chica estudiante de bellas artes, diseño imagen y sonido, o símil; mucho treintañero que desiste de crecer; mucha señora paqueta que un miércoles a las 14 horas no tiene mucho para hacer; mucha madre a lo "ama de casa desesperada" con sus hijos. Y, obviamente, no podían faltar los extranjeros: franceses y estadounidenses más que nada.
Todo muy cool.
El gran salón era blanco. Adornado con stands, en los cuáles se exponía en las paredes claras las fotografías. En cada uno de ellos se encontraba un representante que brindaba información y folletos que ampliaban los datos sobre el fotógrafo en cuestión.
Por cada stand, había un "vendedor", que leía o comía, entre aburrido y molesto. Muy pocos vendedores se encontraban ocupados, atendiendo las consultas de la gente.
En este desfile de personas, no podían faltar los "muy pocas veces amables" guardias que circulaban por el lugar, vestido con un uniforme de camisa celeste y pantalón azul. Paseaban por el recinto controlando que todo se mantuviera en orden. Para atenuar el aburrimiento, razón de ausencia de revoltosos quizás, charlaban entre ellos.
En el único lugar donde se podía visualizar un tumulto de gente, interactuando entre sí, era en el pequeño bar, en un costado del salón.
Pero dentro de este marco, en el cual todo era sumamente blanco y serio, se encontraba un cuarto diferente, que a simple vista impactaba.
Entramos a "La suite bolivariana" del artista argentino Marcos López. Sí, sí, ese que muchos critican y muchos aman. El que instaló una fotografía gigante en la Avenida 9 de Julio (en la muestra está esta obra también, a menor escala). Se veían colores, y se escuchaba un sonido bastante particular: cumbia instrumental interrumpida por partes de discursos de políticos.
Esta obra de arte es una especie de recopilación de personajes notables de la historia argentina moderna, y parte de la historia latinoamericana. De Juan Domingo Perón a Ernesto "Che" Guevara, de Michael Jackson a Cristina Fernández de Kirchner. Chávez, Bolivar, San Martín, Eva Perón, Mao Tse Tung, Evo Morales, la llegada del hombre a la luna, jugadores yanquis de basket. Como no podía ser de otra forma, Andy Warhol, el creador del arte pop, también está presente: están las latas de sopa Campbell, está Marilyn Monroe. Una gran vomitada de color, que sin embargo, cautiva y seduce. El artista también le dedicó una parte de la obra a la década del 90 argentina, caracterizada por la pizza y el champagne, obviamente presentes en la obra. Quien no podía faltar en este costado "noventista" es Carlos Menem, ex presidente argentino. Billetes falsos de un peso con su cara y la leyenda "un valor que estatizó el país".Una vez vueltos a la realidad, caminamos hasta la puerta de ingreso para subir al segundo piso y continuar con el tour. Antes fue necesario superar a las promotoras (¿Por qué son todas iguales?) que se ubican en la puerta para bombardear con catálogos de la feria u ofrecer beneficios o descuentos con diferentes tarjetas. Seamos sinceros, a nadie le interesan.
El segundo piso era una pequeña muestra de lo que era el primero con una diferencia: la excesiva publicidad
El segundo piso se completó de la misma forma que el primero, respetando la gran característica de toda la muestra que fue la temática social. Gente común y corriente en situaciones nada especiales. Es acá donde se ve el talento y la técnica de los diferentes fotógrafos, que a través de sus lentes convierten a un señor fumando en una parada de colectivos, en una obra de arte, en la que uno puede gastar más de cinco minutos de su día admirando.
También muchas obras hicieron honor al popular photoshop: amado por las "vedetongas" de turno y odiado por diferentes personajes públicos (en realidad casi nadie.Una de las cosas más llamativas de la feria fueron los cuadros electrónicos que representaban en el mismo varias fotografías. Algunos se espantaron frente a esta innovación. Pero no todos los que asistimos tuvimos la misma reacción, debido a que ya se registraron varias ventas de los cuadros que oscilan entre ochocientos y mil dólares, dependiendo de cada obra.
Muchos medios reflejaron la inauguración de la única feria especializada en fotografías y videos de América Latina, que en su quinto año consecutivo en Buenos Aires, tuvo el honor de recibir como cuidad a Berlín. Pero entrar al espacio de la cuidad invitada necesitaba que uno fuera V.I.P., y además se debía lograr pasar a los dos guardias que escoltaban el detector de metales en la antesala del sitio.
Una vez terminada la recorrida, volvimos a salir al sol. Las cosas no habían cambiado mucho en la ciudad. Todo igual.
Sacamos la cámara y nos pusimos a sacar fotos. Quizás el año que viene podamos exponer también nosotros

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