viernes, 13 de noviembre de 2009

Muestra anual!

jueves, 12 de noviembre de 2009

YAMATO AWAKE: EXPERIENCIAS SOCIOLÓGICAS EN PRIMER GRADO


El 19 y 20 de septiembre fueron jornadas extrañas en Club974. Para ser eufemísticos, digamos que extrañas. San Telmo se inundó de adolescentes vestidos de las formas más estrambóticas para el ojo del ciudadano común a la altura de Chacabuco al 900. La nueva edición de la Yamato Awake era claramente un mundo aparte, población de 1000 personas con un factor común: el amor por el manga y el animé. Durante nueve horas, se creó una nueva realidad, donde los grupos alternos freaks, acorde a los estándares sociales comunes, eran los incluidos. Ariel Sotomayor, presentador y coordinador de Awake, saludó al público desde arriba del escenario: “Bienvenidos a otro mundo.” Definitivamente, tenía razón.


Era la una de la tarde y los organizadores corrían desde la puerta exterior a la antesala, de la antesala al salón principal y de allí, vuelta a la puerta exterior. Una multitud de jovencitos observaban con impaciencia el ir y venir de los hombres y mujeres con camisetas naranjas. Los rostros reflejaban ya casi deseos homicidas y serias intenciones de utilizar alguna parte de la utilería de sus disfraces (en su mayoría, espadas de cartón forradas en papel aluminio y nunchakus de telgopor) como arma asesina y justiciera ante la espera. Finalmente, les dejaron pasar. El control exhaustivo de entrada por parte de los empleados de seguridad hacía evidente de que se trataba de un evento apto para todo público. La masa de jóvenes se apelmazó la antesala, donde los stands revelaban la naturaleza de la convención: desde pins hasta muñecos de tela tenían como motivo a la animación japonesa. Como en un bazar turco, se ofrecían una variedad de mercancía a precios no tan módicos. Stands de Pinsmaker, Neotokyo Store, Daicon Fansub y Coketo & Coketa exhibían DVD’s, remeras, katanas, tazas, y cualquier cantidad de objetos con las sonrientes caras de los personajes de series animadas como Naruto e, incluso, una gran variedad de miniaturas de la saga de “Crepúsculo”. También aquí estaba el Stand de Admisión para el concurso de AnimeKe, uno de los eventos principales de Awake, así como para el de Cosplay.


Con excepción de la sala principal, la planta baja, el subsuelo y el primer piso eran, en esencia, iguales: un conglomerado consumista de stands con productos básicos (y no tan básicos) para el fanático empedernido. Stands como Kimochi, Diva Mía y Génesis eran parte del rejunte de veinticuatro comiquerías que presentaron artículos para los fanáticos. Setsu, una de las co-fundadoras de Chibi Producciones, estaba sentada cosiendo una miniatura de Kero, una especie de osito alado de la serie Sakura Card Captors. “Amamos volver a los personajes tridimensionales. Y siempre tenemos el mejor recibimiento,” afirma Setsu, convencida de que acercar al fanático merchandise original y creativa es su labor personal y que “las convenciones son el lugar ideal para hacerlo.”


Desde la una hasta las tres de la tarde, se sucedieron pequeños microeventos, como el bloque de videojuegos y J-POP (pop japonés, para el entendido) como entrada para el plato fuerte: el AnimeKe. Éste es básicamente un concurso de karaoke tradicional con dos particularidades: sólo son válidas las canciones de animé, tokutatsu y super sentai que estén cantadas en idioma japonés. La participación en estos eventos es individual, abierta y libre, con posterior selección del primer puesto femenino y masculino.


El salón principal de Club974, una especie de enorme galpón con plataformas dispuestas rodeando un rectángulo central, brillaba con las seis enormes bolas de disco que se reflejaban en las dos pantallas gigantes a seis metros de altura. Opuesto a la pared de entrada, el escenario que ocupaba todo el ancho del salón fue el tablado para los artistas del AnimeKe. Durante una hora, las voces de Kyon, Phantom, Liz, Eva, Gonza y Ayelén fueron las protagonistas presentando canciones de las series más queridas, pogo y coreo del público incluido. A todo esto, cabe destacar la labor de Ariel Sotomayor, un tipo de Maestro de Ceremonias pelilargo e hilarante, que se deshacía en chistes y progresivas estiradas de tiempo y una o dos amenazas de desnudez.


Ante la decisión del jurado conformado por Santiago Yonamine, tecladista de la banda de metal bizarro Parraleños e Hideki Ito, ganador del AnimeKe en Brasil, Liz y Kyon fueron los ganadores y pasaron a la segunda ronda, la AnimeKe Stars. Liz, de 18 años, aún saltaba de alegría cuando bajó del escenario ante su primer participación y triunfo en el karaoke, diciendo que el “aplauso hace que te sientas bien con la gente en el escenario con vos mismo. Hay mucho respeto acá.” Kyon, el nombre artístico de Brian, de diecisiete años afirmó que hacía a un par de años que cantaba a modo amateur, pero que esta era su primera victoria. Como la mayoría de los cantantes del AnimeKe, Brian sonríe y comenta: “Me gusta el animé y la música que proviene del Japón y más allá del idioma, le noto algo destino al sonido de la música occidental, quizá algo más sentido.” Quizá porque se canta en japonés, pero sólo puedo adivinar.

Ante el llamado: “Se sortean dos entradas para el Daicon Masturi y propongo sortearlas así: las primeras dos personas que se presenten en calzoncillos… No, mentira, las cuatro personas que crean tener el mejor ringtone del universo, suban al escenario,” Sotomayor dio paso a la sección de sorteos, que decidió por “aplausómetro” que Gabriela Pellegrini, de diecinueve años, se llevara las entradas.
Otros de los platos fuertes del evento fue el show de Hideki Ito, ganador del AnimeKe en Brasil, donde el fenómeno está aún más asentado que aquí. Pleno de sonrisas, cantó durante una hora en perfecto japonés. En portuñol básico, Ito confirmó que estaba muy alegre de estar en Buenos Aires por segunda vez y participar en estas convenciones. Tan feliz estaba que regalaba caramelos a quién se encontraba.


Luego de un corto bloque de las canciones de presentación de las series más queridas, comenzó uno de los bloques más esperados: el torneo de cosplay. Para quien sea ajeno a esa realidad, el cosplayer es aquel que reproduce con la mayor exactitud posible (e imaginable) a algún personaje de comic, animé, manga o similar. En criollo, lo que comúnmente se denomina disfrazarse, pero con un coste mucho mayor. Nahuel y Sebastián, de catorce y dieciséis años, ataviados como los protagonistas de Vampire Knights gastaron alrededor de $400 en la confección de su vestuario. Otros más afortunados, como Camila, disfrazada de Candy Candy y estudiante de diseño de indumentaria, pueden elaborarlos achicando enormemente los gastos. Los ganadores del Cosplay fueron Sebastían Salgado, como Goku, en 1°Mejor Genera. Serena y Tuxedo Mask, del Team Sailor Moon, se llevaron el 2° Mejor General. El equipo de Vampire Knight como Mejor Team, mientras que Maholy Castedo como Eclair de Kiddy Grade el de Mejor Femenino. El Mejor Masculino fue para K’ de King of Fighters.


Una vez finalizado el furor de las treinta presentaciones de Cosplay, comenzó el bloque Bizarro, una suerte de varieté de extrañezas inconexas y humorísticas por las pantallas gigantes. Ante el cansancio popular, lentamente se fue evacuando el salón aproximadamente a las nueve de la noche. Es que no había sitio para sentarse, acostarse, reclinarse o apoyarse.


Los eventos como Awake dejan en claro cómo cada tribu social tiene sus ritos y sus preferencias. Más allá de la devoción a la serie animada o al comic, hay toda una implicación cultural que se acarrea con su lectura, estilos de vida que se acatan. El cosplay no es más que una expresión al límite de este hecho. La realidad es que este apego a la cultura oriental, tan extraño en un contexto “normal” y que se denomina peyorativamente freak, se torna lo aprobado y esperado en un evento como éste, donde cada bloque está pensado para satisfacer a un público con esas características. Más allá de toda la belleza artística, estética o gastronómica, eventos como Awake muestran con claridad cómo el excluido se vuelve el incluido en esta nueva realidad. Lástima que dure nueve horas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Endgame, un nuevo comienzo del juego

Endgame, el esperado disco de la banda de thrash metal estadounidense Megadeth, salió a la venta el pasado 19 de septiembre. El conjunto del cantante y guitarrista Dave Mustaine, considerado uno de los cuatro grandes grupos del genero (los otros son Metallica, Anthrax y Slayer), presentó esta ultima placa y con ella a su nuevo guitarrista, el ex Nevermore y Jag-Panzer, Chris Broderick, quien demuestra a lo largo del álbum sus habilidades con el instrumento.
El disco comienza con el instrumental “Dialectic Chaos”, que dista de honrar a su nombre, al ser una pieza ordenada pero furiosamente veloz.
El instrumental finaliza con una nota sostenida que -si no fuera que parece haber un error en el tracking del disco- une como un puente el instrumental con la segunda cancion pero el primer tema cantado de la obra: “This Day We Fight”. Esta pieza junto con “Headcrusher”, el primer corte de difusión, es una indudable mezcla entre aquello que Megadeth viene haciendo en estos últimos años y lo que hizo en sus primeros años. Es decir, la distorsión grave pero filosa trae a la memoria discos recientes como United Abominations (2007) y The System has Failed (2004), pero la estructura de los riffs y las letras como gruñidos recuerdan a discos como Killing is my Business…and Business is Good (el primer disco de la banda, de 1985) y Peace Sells…But Who’s Buying? (el segundo, publicado en 1986) provocando así una interesante mezcla.
Otros temas, aun así, toman intensivamente un partido dentro de las dos temporalidades mencionadas de la banda. “1,320’ ” con su distorsión, sus riffs y su velocidad indudablemente trae a la mente a Killing…, mas temas como “Bodies” y “Bite the Hand” y el tema que da el titulo al álbum, “Endgame” -el cual esta basado en el documental homónimo, filmado por Alex Jones sobre una conspiración global para esclavizar al mundo-, son de índole similar a United… y The System…, antes mencionados. En tanto, “How the Story Ends” y “The Right to go Insane” estilísticamente hacen referencia a la época de los años 90 en la que la banda produjo discos exitosos como fueron Countdown to Extinction (1992) y Youthanasia (1994).
En tanto, hay una canción que posee una identidad propia: “44 Minutes”. Esta recuenta los eventos sangrientos en el robo de un banco en North Hollywood por dos delincuentes armados con rifles semiautomáticos con balas perforantes. Está dominada por guitarras armonizadas y acordes entretejidos con la batería simulando el tiroteo mientras que el bajo, con un sonido latoso muy particular crea la atmósfera de suspenso.
La sorpresa de la placa es una balada, la cual se diferencia radicalmente de la más famosa balada de Megadeth: “A Tout le Monde” (de Youthanasia). Siendo similar pero al mismo tiempo distinta a “Promises” (de The World Needs A Hero, publicado en 2001), “The Hardest Part Of Letting Go…Sealed With A Kiss”, es una isla de tranquilidad rodeada por el mar de furia de las otras canciones.
En lo que respecta a la banda en si, ambos guitarristas lucen sus habilidades y estilos únicos que los identifican, a saber, un estilo melódico y técnico para Broderick y el usual, pero no por ello tedioso, alardeo y griterío de notas veloces que Mustaine suele ofrecer. En las tareas vocales, Mustaine, si bien no es un gran cantante, no intenta serlo tampoco, muchas veces es acompañado por sus compañeros en coros, pero aun así cumple indudablemente el rol de frontman del conjunto. En tanto, la base de la banda, de la mano del baterista Shawn Drover y el bajista James Lomenzo, mantienen bien unido al cuarteto con su precisión envidiable.
Actualmente la banda está de gira presentando este nuevo trabajo, que sin lugar a dudas, es un avance y un nuevo camino a seguir para la banda norteamericana.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Premio de Ensayo del Fondo de las Artes para un escritor del Norte

El premio de ensayo literario del Fondo Nacional de las Artes fue para “ El aire estaba quieto”, del escritor salteño Carlos Juárez Aldazabal. El autor considera que la obra es un recuento “de la gran cultura de nuestro país en especial del norte”.
Se trata de un análisis de la producción discográfica del Dúo Salteño, el grupo de folklore fundado por el Chuchi Leguizamón. Su autor comentó que en ella analiza no sólo cómo la expresión popular se vuelve canción, sino también los procesos por el cual una voz típica de una región deviene en nacional.
Carlos Juárez Aldazabal tiene varios libros publicados de poesía. Su obra “La soberbia del Monje” vio la luz cuando él tenía 23 años, y recibió la beca de la Fundación Antorchas. “Nadie enluta su voz como plegaria” un poemario dedicado a los desaparecidos, obtuvo el premio de Madres en el año 2003. A su vez, es el fundador de la editorial “El suri porfiado”, que se dedica a la publicación y difusión de autores del interior, y es el director de la revista “La costurerita”, donde se debaten distintos temas sobre la lírica actual
El libro será presentado en el mes de diciembre, en Radio Nacional, junto a una entrevista del autor, acompañándolo el Dúo Salteño cantará algunos de los “clásicos” de la música folklórica.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Jerónimo Saer en La Trastienda




El miércoles 7 de octubre, en el viejo teatro “La Trastienda”, San Telmo, un público de entre 25 y 40 años esperaba el evento de esa noche. Estaban ubicados en las mesas frente al escenario, y el idioma francés se escuchaba en todo el ambiente.
A las 21.00, las cortinas negras se abrieron y en el centro apareció el músico franco-argentino, Jerónimo Saer, de camisa negra y con un sombrero que hacía juego con la vestimenta, de jean con corte moderno y zapatillas blancas.
Resonaba una mezcla de ritmos, entre ellos hip hop, tango y electrónica. Delante del escenario, un hombre con una remera roja ajustada y un sombrero al estilo de Saer, agitaba la cabeza a su ritmo. Las luces del escenario prendían y apagaban.
En un momento le dedicó una canción a los que le gustan mucho el alcohol: “Aquí estamos. Feliz de estar aquí”, expresó y tomó un trago de una botella que aparentaba ser vodka y eructó.
El ritmo musical de Saer y sus movimientos corporales continuos incitaron al público a bailar, pero la ubicación de las mesas en La Trastienda no lo permitió. La gente siguió la música sin levantarse de sus sillas. Aunque dos chicas y un chico se atrevieron a acercarse al escenario a danzar con un excesivo entusiasmo.
El chico empezó a hacer piruetas, una de las chicas se movía de tal manera como si quisiera seducir a Saer, hasta que él se acercó y le insinúo levantarle la remera. El vodka le debe haber dado la soltura suficiente como para hacerlo. Estaba muy alegre.
Jerónimo Saer es hijo del reconocido escritor santafecino Juan José Saer, quien desde 1968 se había radicado en Francia. Él murió el 11 de junio de 2005 debido a un cáncer de pulmón. Fue enterrado en el cementerio Pere-Lachaise, París.
A los 18 años, el hijo del escritor, formó parte de la banda “Department E”, uno de los primeros grupos de hip hop en vivo de la escena francesa. Ahora tiene 39 años y no abandonó el rumbo de la música.


Su lenguaje corporal en escena, llamó la atención del público, al igual que los instrumentos raros que utilizó, que acompañaron sus movimientos algo torpes.
Al terminar su última canción, agradeció a la Alianza Francesa y se despidió con una reverencia.
El espectáculo fue propuesto y organizado por la Alianza francesa. Leandro Fritas, coordinador del evento, explicó que en nuestro país, el hip hop, el folclore y las rítmicas latinas, cada día son más desarrolladas por los artistas y en ese contexto le interesaba la figura de Jerónimo porque representa un poco esos cruces.
“Sentía que era un estímulo para los músicos locales que desarrollan hip hop y rítmicas latinas”, añadió Fritas.
“El objetivo central de estos proyectos es dar a conocer y difundir la cultura y la música francesa. La idea siempre fue generar un puente cultural”, dijo el coordinador.
Nicolás, de Mendoza, y su pareja, Monique, que es de París, conocían a Saer por Internet y les encantó su música.
“Muy actual. El look es llamativo y también las cosas raras que utiliza mientras canta. Muy flashero”, comentó Nicolás, a lo que su pareja agregó que “esa música es ideal para que la toquen en un boliche”. Ambos rieron, se habían quedado con ganas de bailar.
Un grupo de estudiantes de arquitectura de la UBA también disfrutó del evento: “Fue muy bueno. Todo mezclado. El tipo le daba mucho dinamismo a sus canciones al acompañarlo con su expresión corporal”, opinó uno de los estudiantes mientras imitaba los movimientos y las expresiones faciales de Saer.

Mientras guardaba las cosas del escenario, al finalizar el evento, el músico respondió algunas preguntas.
“Mi música está impregnada de hip hop, a muerte. Y hay una mezcla de cosas que me gustan mucho. Ahora le agrego esos instrumentitos raros”, manifestó Saer y agregó: “Tenía ganas de trabajar con gente de acá. Fue una alegría realmente enorme el haber tenido la oportunidad de tocar con gente como Malosetti y Tremor. Tipos de gran talento”.
Javier Malosetti tocó el bajo, mientras que el compositor Leonardo Martinelli, conocido como Tremor, tocó la guitarra, luego un bombo legüero y finalmente la batería.
También comentó que le gusta exagerar y hacer un poco el ridículo en el escenario. Algunos de sus amigos lo cargan por cómo baila, pero a él no le molesta, se lo toma con humor.
Durante la conversación, Saer expresó sus ganas de venirse a la Argentina: “Tengo muchas ganas de pasar un año aquí. Si lo hago, será pronto porque tengo una hija de dos años y lo quiero hacer antes de que cumpla seis”.
Con una última frase, el músico dio por finalizada la entrevista: “Me motivo con la gente que está, que me pasa energía, y que hace que en el escenario me desenvuelva así”, y con una sonrisa agregó: “Una vez que pongo el pie, ya está”.



miércoles, 4 de noviembre de 2009

“Buenos Aires Photo”: lo más cool de la city

Avenida Callao. Miércoles al mediodía. El sol no bronceaba, quemaba. Caminar desde Avenida Córdoba hasta el Palais de Glace (Posadas 1725, cerca de la Embajada de la Federación Rusa) no parecía ser la mejor idea. Pero sin embargo, hasta allá nos trasladamos. Cruzamos la Avenida Alvear, la más cara y exclusiva de la capital, admirando los precios de los locales, para nada accesibles, obviamente.
La gente salía de la oficina, a tomar un poco de aire y respirar. Los extranjeros sacaban fotos a las contradicciones de la city: de este lado Louis Vuitton; del otro una familia de cartoneros.
Finalmente llegamos al Palais de Glace (que no es un palacio, ni es de hielo, espejo o helado). A las 13 horas se abrieron las puertas al público. Éramos pocos espectadores en la muestra de arte, y se justificación era obvia: muy temprano, y mucho calor, para el hermoso día soleado que brillaba en los jardines de la Recoleta.
La mayoría de los espectadores estaban en parejas, y en general no era difícil deducir el perfil de los participantes, que no eran muchos, pero eran, en fin. Mucha chica estudiante de bellas artes, diseño imagen y sonido, o símil; mucho treintañero que desiste de crecer; mucha señora paqueta que un miércoles a las 14 horas no tiene mucho para hacer; mucha madre a lo "ama de casa desesperada" con sus hijos. Y, obviamente, no podían faltar los extranjeros: franceses y estadounidenses más que nada.
Todo muy cool.
El gran salón era blanco. Adornado con stands, en los cuáles se exponía en las paredes claras las fotografías. En cada uno de ellos se encontraba un representante que brindaba información y folletos que ampliaban los datos sobre el fotógrafo en cuestión.
Por cada stand, había un "vendedor", que leía o comía, entre aburrido y molesto. Muy pocos vendedores se encontraban ocupados, atendiendo las consultas de la gente.
En este desfile de personas, no podían faltar los "muy pocas veces amables" guardias que circulaban por el lugar, vestido con un uniforme de camisa celeste y pantalón azul. Paseaban por el recinto controlando que todo se mantuviera en orden. Para atenuar el aburrimiento, razón de ausencia de revoltosos quizás, charlaban entre ellos.
En el único lugar donde se podía visualizar un tumulto de gente, interactuando entre sí, era en el pequeño bar, en un costado del salón.
Pero dentro de este marco, en el cual todo era sumamente blanco y serio, se encontraba un cuarto diferente, que a simple vista impactaba.
Entramos a "La suite bolivariana" del artista argentino Marcos López. Sí, sí, ese que muchos critican y muchos aman. El que instaló una fotografía gigante en la Avenida 9 de Julio (en la muestra está esta obra también, a menor escala). Se veían colores, y se escuchaba un sonido bastante particular: cumbia instrumental interrumpida por partes de discursos de políticos.
Esta obra de arte es una especie de recopilación de personajes notables de la historia argentina moderna, y parte de la historia latinoamericana. De Juan Domingo Perón a Ernesto "Che" Guevara, de Michael Jackson a Cristina Fernández de Kirchner. Chávez, Bolivar, San Martín, Eva Perón, Mao Tse Tung, Evo Morales, la llegada del hombre a la luna, jugadores yanquis de basket. Como no podía ser de otra forma, Andy Warhol, el creador del arte pop, también está presente: están las latas de sopa Campbell, está Marilyn Monroe. Una gran vomitada de color, que sin embargo, cautiva y seduce. El artista también le dedicó una parte de la obra a la década del 90 argentina, caracterizada por la pizza y el champagne, obviamente presentes en la obra. Quien no podía faltar en este costado "noventista" es Carlos Menem, ex presidente argentino. Billetes falsos de un peso con su cara y la leyenda "un valor que estatizó el país".Una vez vueltos a la realidad, caminamos hasta la puerta de ingreso para subir al segundo piso y continuar con el tour. Antes fue necesario superar a las promotoras (¿Por qué son todas iguales?) que se ubican en la puerta para bombardear con catálogos de la feria u ofrecer beneficios o descuentos con diferentes tarjetas. Seamos sinceros, a nadie le interesan.
El segundo piso era una pequeña muestra de lo que era el primero con una diferencia: la excesiva publicidad
El segundo piso se completó de la misma forma que el primero, respetando la gran característica de toda la muestra que fue la temática social. Gente común y corriente en situaciones nada especiales. Es acá donde se ve el talento y la técnica de los diferentes fotógrafos, que a través de sus lentes convierten a un señor fumando en una parada de colectivos, en una obra de arte, en la que uno puede gastar más de cinco minutos de su día admirando.
También muchas obras hicieron honor al popular photoshop: amado por las "vedetongas" de turno y odiado por diferentes personajes públicos (en realidad casi nadie.Una de las cosas más llamativas de la feria fueron los cuadros electrónicos que representaban en el mismo varias fotografías. Algunos se espantaron frente a esta innovación. Pero no todos los que asistimos tuvimos la misma reacción, debido a que ya se registraron varias ventas de los cuadros que oscilan entre ochocientos y mil dólares, dependiendo de cada obra.
Muchos medios reflejaron la inauguración de la única feria especializada en fotografías y videos de América Latina, que en su quinto año consecutivo en Buenos Aires, tuvo el honor de recibir como cuidad a Berlín. Pero entrar al espacio de la cuidad invitada necesitaba que uno fuera V.I.P., y además se debía lograr pasar a los dos guardias que escoltaban el detector de metales en la antesala del sitio.
Una vez terminada la recorrida, volvimos a salir al sol. Las cosas no habían cambiado mucho en la ciudad. Todo igual.
Sacamos la cámara y nos pusimos a sacar fotos. Quizás el año que viene podamos exponer también nosotros

domingo, 1 de noviembre de 2009

Gastón Pauls en la Feria del Libro.

El miércoles 6 de mayo se celebró la 35º edición de la Feria del Libro en la Rural que contó con la participación especial del actor Gastón Pauls exponiendo el derecho de autor.
Como todos los años, el barrio de Palermo se vistió de fiesta para celebrar la 35º edición de la histórica Feria del Libro, que adornó sus pabellones con libros ubicados en diferentes stans y múltiples carteles que indicaban la ubicación exacta de las salas donde se desarrollaban las conferencias, presentaciones o cursos.
“Derecho de Autor. Conferencia: El derecho de autor en la actualidad. (Sala Victoria Ocampo)”, indicaba el cartel en la entrada de la sala que tiene una capacidad para 200 personas.
Alrededor de las 15.10 horas se abrió la puerta y aparecieron: Federico Mollevi, director general de la Dirección Nacional del Derecho de Autor en Argentina, y Gastón Pauls, famoso actor, conductor y ahora productor. Mollevi no supera los 40 años, es alto, flaco, viste un traje elegante y durante toda la conferencia se mantuvo simpático y amable. Gastón Pauls es la antítesis del actor: rinde culto al perfil bajo. Entre tímido y cansado, viste de forma simple y no se sonroja al nombrar en reiteradas veces a su mujer, la actriz Agustina Cherri.
El Dr. Mollevi dio inicio a la conferencia presentado a Gastón Pauls y enumerando rápidamente los proyectos en los que participó Pauls, mientras el actor escuchaba atentamente.
Continuamente se sentían los murmullos de las chicas, sus risas y sus intentos de conseguir una foto decente del actor con los celulares. Algunas abandonaban la sala y otras llegaban en mitad de la conferencia.
A lo largo de la charla los oradores trataron de explicar, desde distintas perspectivas, qué es el derecho de autor. “Los jueces nos hacen las consultas, los autores o cualquiera de ustedes. Nosotros respondemos si tal obra está registrada, a nombre de tal persona y cuándo fue registrada”, explicó Mollevi.
Luego se apagaron las luces y se proyectó un video protagonizado por el actor francés Marcel Marceau llamado “¿Qué es el derecho de autor?”, en el que intenta explicar de modo simple su importancia.
La conferencia se centró principalmente en los derechos de autor en televisión, es por esto, sostuvo Mollevi, que estaba tan interesado en conseguir que Pauls participara de la conferencia. Un hombre con tanta experiencia en este campo seguramente tendría cosas interesantes para decir.
Luego del cortometraje le cedió la palabra al actor quien empezó su discurso haciendo un paralelismo entre su hija y los productos televisivos en los que él se vio envuelto. “El derecho de autor tiene que ver con todo lo que nosotros hacemos, aun sin ser artistas estamos creando otra cosa en este planeta, pero cada uno esta haciendo algo”, dijo.
Gastón Pauls centró todo su discurso en experiencias personales que considera pueden conectarse con el tema de la conferencia. “Hace 13 años, yo iba a hacer un programa de televisión (…) Durante varios meses trabajé con uno de mis hermanos. Lo presentamos en un canal y estuvimos a punto de hacerlo, era un programa sobre fútbol. A los 3 meses, me llama un productor muy conocido y me dice: tengo ganas de hacer un programa con vos y le digo que me cuente su idea, me cuenta la idea y era mi idea. (…) En realidad era el mismo proyecto pero sólo había cambiado algunas cosas (…) Me dio tanta tristeza y frustración, fue el primer golpe, la entrada a este mundo adulto y de negocios de la televisión como diciendo acá en la televisión se maneja así”.
Luego, Pauls habló de su última creación, “Todos contra Juan”, y nuevamente demostró cuán importante son los derechos de autor al afirmar que había recibido la denuncia de una productora que aseguraba que les había robado la idea.
Sobre el final, Pauls accedió a contestar preguntas del público, más que nada relativas a sus experiencias actorales. “Realizar Iluminados por el fuego como actor fue la experiencia mas conmovedora de todas. Leí el guión en la computadora y mientas iba leyendo el guión lloraba (…) terminé de leer el guión y lo primero que pensé es: no puedo, no sé si me voy a bancar el peso de ponerme en la piel de este pibe”, recordó Gastón.
Hubo lugar para el humor, ya que antes de dar por terminada la conferencia, Pauls jugó al actor, pronunciando frases típicas de sus personajes más queridos.
Poco más de una hora después de iniciada se dio por terminada la conferencia. Fotos, felicitaciones y saludos.